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sábado, 26 de diciembre de 2009
sábado, 12 de diciembre de 2009
UN MAR DE RECUERDOS
Aquí se acaba mi experiencia en las Seychelles. Tengo la maleta hecha y estoy esperando a que el sol suba alto para despedirme de la Bahía de la mejor manera posible; con tubo y aletas.
Recorreré el arrecife satisfecha, poniéndole nombre a los corales y a los peces que nadan a mi alrededor, feliz de saber que me marcho de aquí sabiendo algo más sobre las profundidades del mar.
Recordaré las Seychelles como el lugar en el que aprendí identificación de peces, de corales y metodología de investigación en arrecifes de coral. En las Seychelles también enseñé lo que pude a quienes llegaron detrás de mí; peces, corales, buceo avanzado y primeros auxilios. Cada lunes y martes disfruté de los talleres de conservación marina con 41 niños y niñas que reunidos en la playa venían a aprender de mí pero que al final me enseñaron más cosas ellos a mí…
He visto tiburones de punta blanca, de punta negra y tiburones limón. He visto tortugas, rayas, morenas, pulpos, langostas, calamares, peces caja, peces globo, peces león, peces loro, peces conejo… caracolas, estrellas de mar, peces gigantes, peces microscópicos, peces siesos, peces multicolores… y mi vida ya nunca será igual desde que descubrí la existencia de los nudibranqueos.
He pasado horas en el barco, en el agua, he hecho pan y galletas para aburrir, he cargado y descargado botellas un millóndoscientascuarentayochomil veces, he aprendido a abrir cocos en menos de… diez minutos, una vez tuve la suerte de ver una tortuga desovando en la playa.
También me tropecé cientos de veces y cientos de veces me volví a poner en pie, y una noche me di el lujo de salir de fiesta y pasármelo como una enana.
Recordaré las Seychelles como el lugar en el que aprendí identificación de peces, de corales y metodología de investigación en arrecifes de coral. En las Seychelles también enseñé lo que pude a quienes llegaron detrás de mí; peces, corales, buceo avanzado y primeros auxilios. Cada lunes y martes disfruté de los talleres de conservación marina con 41 niños y niñas que reunidos en la playa venían a aprender de mí pero que al final me enseñaron más cosas ellos a mí…
He visto tiburones de punta blanca, de punta negra y tiburones limón. He visto tortugas, rayas, morenas, pulpos, langostas, calamares, peces caja, peces globo, peces león, peces loro, peces conejo… caracolas, estrellas de mar, peces gigantes, peces microscópicos, peces siesos, peces multicolores… y mi vida ya nunca será igual desde que descubrí la existencia de los nudibranqueos.
He pasado horas en el barco, en el agua, he hecho pan y galletas para aburrir, he cargado y descargado botellas un millóndoscientascuarentayochomil veces, he aprendido a abrir cocos en menos de… diez minutos, una vez tuve la suerte de ver una tortuga desovando en la playa.
También me tropecé cientos de veces y cientos de veces me volví a poner en pie, y una noche me di el lujo de salir de fiesta y pasármelo como una enana.
Y como siempre, lo mejor que una puede llevarse de cualquier lugar es amistad. Elías fue mi mejor compañía durante los primeros meses. Con él descubrí las Seychelles, por tierra y por mar, reí hasta reventar y arreglé el mundo durante horas en interminables charlas.
Gemma ha sido la mejor compañera de trabajo y cuarto que nunca pudiera haber tenido. Con ella me he escaqueado de la jefa decenas de veces, me he bañado en cueros en alta mar y he visto miles de películas a la luz de las velas. A ambos les doy las gracias por hacer de mis días en las Seychelles algo inolvidable, les deseo lo mejor y espero volver a verles algún día no muy lejano :)
También he tenido días de mierda, pero de eso… no tengo fotos.
Un beso muy grande. Nos vemos muy pronto!
martita
domingo, 29 de noviembre de 2009
PISANDO TIERRA FIRME CON VISTAS AL MAR
Cuando llegamos a la pica del monte me quedé casi sin respiración al admirar la belleza de la isla. Estoy acostumbrada a observar el mundo desde abajo, desde la profundidad del océano, y subir hasta allí arriba me hizo recordar la belleza de tierra firme. Con tanto buceo a veces cometo el error de desligarme del mundo que vive por encima del nivel del mar. Por eso, caminar entre árboles cubiertos de musgo, descubrir caracoles y setas del tamaño de un guisante y llegar a la cima desde la cual el horizonte apenas es perceptible me hizo abrir los ojos a la isla de manera diferente. Parece mentira que lleve aquí casi cinco meses y que a dos semanas de mi regreso descubra algo así. Pero nunca es tarde, dicen, y ahora una vez al día me enfundo unas zapatillas viejas para correr por el monte mientras admiro la belleza del mar. De esta manera mi corazón intenta regresar a tierra firme sin abandonar su infinito amor por el mar. Mientras corro recuerdo las historias de hadas que tanto me gustaban de pequeña, los dibujos a lápiz de árboles encantados que pintaba ya de mayor y me pregunto cuándo fue la última vez que vi una seta de color rojo .
Últimamente, cuando buceo con snorkel y me sumerjo conteniendo la respiración me doy cuenta de que hay un momento en el que olvido por completo que no puedo respirar bajo el agua. Puede ser la costumbre de bucear con botella o puede ser que desearía tanto tener branquias que simplemente por momentos me creo que soy un pez. Persigo un calamar y olvido que tengo que subir a tomar aire. Bajo a seis metros, me topo con un erizo-lápiz de preciosos colores y la necesidad de respirar pasa a un segundo plano… Pequeñeces del mundo submarino que me hechizan momentáneamente. Y de pronto, un día subo al monte y me delato mirando un simple gusano durante minutos… y así, mi alma redescubre las grandes pequeñeces del mundo que viven por encima del nivel del mar. No sé en qué momento olvidé lo mucho que me gusta perderme por el bosque o el crujir de la nieve bajo mis pies pero aquí sentada me prometo a mi misma no olvidarlo más.
Hace tres día el mar le regaló un tiburón ballena a Gemma, mi compañera de aventuras en las Seychelles, y entonces recuerdo cuando el bosque de Yosemite me regaló un oso a mí. No puedo vivir sin el mar, pero tampoco puedo vivir sin tierra firme. Mis pies necesitan un terreno en el que poder pisar con fuerza para hacerse oír.
Las zapatillas viejas retumban en el suelo mientras corro al ritmo de mis pensamientos, mi corazón palpita con fuerza y mis pulmones me piden la entrada de aire constante… corro por el monte junto al mar… y me siento increíblemente viva.
Besos
marti
Últimamente, cuando buceo con snorkel y me sumerjo conteniendo la respiración me doy cuenta de que hay un momento en el que olvido por completo que no puedo respirar bajo el agua. Puede ser la costumbre de bucear con botella o puede ser que desearía tanto tener branquias que simplemente por momentos me creo que soy un pez. Persigo un calamar y olvido que tengo que subir a tomar aire. Bajo a seis metros, me topo con un erizo-lápiz de preciosos colores y la necesidad de respirar pasa a un segundo plano… Pequeñeces del mundo submarino que me hechizan momentáneamente. Y de pronto, un día subo al monte y me delato mirando un simple gusano durante minutos… y así, mi alma redescubre las grandes pequeñeces del mundo que viven por encima del nivel del mar. No sé en qué momento olvidé lo mucho que me gusta perderme por el bosque o el crujir de la nieve bajo mis pies pero aquí sentada me prometo a mi misma no olvidarlo más.
Hace tres día el mar le regaló un tiburón ballena a Gemma, mi compañera de aventuras en las Seychelles, y entonces recuerdo cuando el bosque de Yosemite me regaló un oso a mí. No puedo vivir sin el mar, pero tampoco puedo vivir sin tierra firme. Mis pies necesitan un terreno en el que poder pisar con fuerza para hacerse oír.
Las zapatillas viejas retumban en el suelo mientras corro al ritmo de mis pensamientos, mi corazón palpita con fuerza y mis pulmones me piden la entrada de aire constante… corro por el monte junto al mar… y me siento increíblemente viva.
Besos
marti
sábado, 31 de octubre de 2009
"BUCEAR PARA CREER"
Ayer tuve uno de esos buceos que entran en mi lista de buceos inolvidables. Me paro a pensar y me doy cuenta de que esta lista empieza a dejar de ser esa lista exclusiva de buceos que se cuentan con los dedos de una mano. Pero bueno, me digo, no dejan de ser buceos exclusivos, y desde luego me niego a reemplazar unos por otros. Me quedo con todos. Siempre he pensado que no hay buceo igual que otro. Cada vez que me enchufo un regulador a la boca y me sumerjo, disfruto de un viaje completamente diferente al anterior. Da lo mismo que el lugar sea el de siempre, hay tal infinidad de cosas por descubrir que necesitaría de la vida eterna para poder verlo todo. Y en realidad, ni así sería posible, porque el tiempo hace de los Océanos lugares de cambio permanente. Los cambios climáticos, la lucha por la supervivencia, el paso del ser humano y un futuro todavía sin escribir hacen de las profundidades una constante incógnita.
Pero bueno, volviendo a mi exclusivo buceo de ayer, todavía no entiendo muy bien cómo pude disfrutar tanto de un buceo en el que vi cosas que me parten el alma en dos. Supongo que es por la impresión del momento y la reflexión de después. Cuando algo no te deja indiferente, pasa a ser inolvidable. Mi compañera de buceo era Lindsey, la que sin duda sabe más de corales aquí en GVI. El objetivo de la inmersión era identificar corales; ella me señalaba uno y yo escribía en mi tablita el nombre del susodicho. Hicimos el descenso por una línea de boya que llevaba a una trampa de peces que habíamos localizado unas horas antes. Cuando llegamos abajo nos detuvimos a mirar el interior. A medida que me acercaba no acertaba a ver ningún pez y pensé “qué bien… no ha caído ni uno”, hasta que de repente vi revoloteando en el interior lo que me pareció un pez con una de las expresiones más tristes que nunca haya visto. Era un emperador. El pobre pescado, que ya no pez, iba de un lado a otro de la jaula con un nerviosismo exagerado, supongo que tratando de encontrar salida al enrejado imposible. Por suerte o por desgracia sólo había uno. Después de observar al emperador y la jaula durante un rato, continuamos nuestra ruta hacia donde sabíamos estaba anclado un catamarán. Llegamos al ancla con cámara en mano y sin ninguna otra intención que fotografiar el destrozo asegurado. La corriente apenas era fuerte, y a pesar de ello el ancla se movía con fuerza de un lado a otro. La cadena se estiraba unas veces y se arrastraba otras, llevándose por delante, a una velocidad de vértigo, corales que han podido tardar décadas en alcanzar su tamaño. Resulta increíble pensar que en GVI estamos estudiando corales de menos de 5cm y que un barco en cuestión de segundos puede llevarse por delante enormes colonias de coral… Impresionadas por el destrozo nos mirábamos la una a la otra con ojos abiertos como platos. Al poco rato de estar ahí, el ancla empezó a moverse con más fuerza todavía. Nos dimos cuenta de que el marinero de abordo estaba intentando subir el ancla. Tiraba y tiraba de ella intentando desengancharla de una enorme roca, armando la de dios ahí abajo. Lindsey y yo nos miramos leyéndonos el pensamiento. Obviamente desde el catamarán se nos veía a la perfección, ya que llevábamos con nosotras una discreta boya naranja fosforescente tan pequeña como la rueda de un camión de carga. Nos miramos de nuevo y echamos a nadar en dirección contraria, mientras el ancla alzaba el vuelo como por arte de magia. Cuando dejamos de oír el ruido del motor nos detuvimos… y empezamos nuestra identificación de corales.
Debo decir que hablamos de un Parque Nacional Marino en el que está absolutamente prohibido pescar y echar el ancla sobre el arrecife de coral. Existen dos boyas en la Bahía para que los barcos amarren sin necesidad de echar el ancla y aun así nos encontramos a diario con barcos ridículamente anclados a cinco metros de las boyas. Tanto los centros de buceo de la zona como los centros de alquiler de barcos echan el ancla sin pararse a pensar que están cavando su propia tumba. En cuanto a la pesca, desconozco la situación de los pescadores, ignoro si su situación económica es tan crítica que no tienen otra alternativa que pescar dentro del Parque nacional Marino. De lo que sí estoy segura es que los responsables de que esto no ocurra no asumen la tarea de evitar que se ancle o se pesque en un Parque Nacional Marino. No existe ningún tipo de campaña que trate de concienciar a la gente sobre la importancia del arrecife de coral, ni se asume la situación de los pesadores, que no sólo pescan en zonas protegidas sino que además venden tiburón en el mercado local.
Con este post mi intención es que quienes me leen conozcan un poquito más sobre la situación real del arrecife en Las Seychelles. No es ninguna sorpresa descubrir que, incluso en lugares como este, el gobierno y las autoridades responsables de la preservación de los recursos nacionales no asumen su tan imprescindible papel para la conservación de estos.
Y bueno, como me he puesto muy seria, quiero terminar este post con dos fotos que muestran la belleza de la cual hablo y protejo tan cegadamente. La primera foto es de una preciosa raya de metro y medio de ancho que vi el pasado sábado en Sharks Bank, uno de los sitios de buceo más solicitados por aquellos que quieren disfrutan de un buceo profundo en Mahé. La foto no es una maravilla… pero es la primera vez que consigo encajar en una misma foto a un buceador y a una raya así tan monos! La segunda foto es de una "mantis shrimp" (arg! "gamba mantis" en español?? suena feo...) Qué bicho más bonito... y qué foto, por dios, ni me creo que la saqué yo ;)
Gracias de nuevo a aquellos que me leeis :)
marta
Pero bueno, volviendo a mi exclusivo buceo de ayer, todavía no entiendo muy bien cómo pude disfrutar tanto de un buceo en el que vi cosas que me parten el alma en dos. Supongo que es por la impresión del momento y la reflexión de después. Cuando algo no te deja indiferente, pasa a ser inolvidable. Mi compañera de buceo era Lindsey, la que sin duda sabe más de corales aquí en GVI. El objetivo de la inmersión era identificar corales; ella me señalaba uno y yo escribía en mi tablita el nombre del susodicho. Hicimos el descenso por una línea de boya que llevaba a una trampa de peces que habíamos localizado unas horas antes. Cuando llegamos abajo nos detuvimos a mirar el interior. A medida que me acercaba no acertaba a ver ningún pez y pensé “qué bien… no ha caído ni uno”, hasta que de repente vi revoloteando en el interior lo que me pareció un pez con una de las expresiones más tristes que nunca haya visto. Era un emperador. El pobre pescado, que ya no pez, iba de un lado a otro de la jaula con un nerviosismo exagerado, supongo que tratando de encontrar salida al enrejado imposible. Por suerte o por desgracia sólo había uno. Después de observar al emperador y la jaula durante un rato, continuamos nuestra ruta hacia donde sabíamos estaba anclado un catamarán. Llegamos al ancla con cámara en mano y sin ninguna otra intención que fotografiar el destrozo asegurado. La corriente apenas era fuerte, y a pesar de ello el ancla se movía con fuerza de un lado a otro. La cadena se estiraba unas veces y se arrastraba otras, llevándose por delante, a una velocidad de vértigo, corales que han podido tardar décadas en alcanzar su tamaño. Resulta increíble pensar que en GVI estamos estudiando corales de menos de 5cm y que un barco en cuestión de segundos puede llevarse por delante enormes colonias de coral… Impresionadas por el destrozo nos mirábamos la una a la otra con ojos abiertos como platos. Al poco rato de estar ahí, el ancla empezó a moverse con más fuerza todavía. Nos dimos cuenta de que el marinero de abordo estaba intentando subir el ancla. Tiraba y tiraba de ella intentando desengancharla de una enorme roca, armando la de dios ahí abajo. Lindsey y yo nos miramos leyéndonos el pensamiento. Obviamente desde el catamarán se nos veía a la perfección, ya que llevábamos con nosotras una discreta boya naranja fosforescente tan pequeña como la rueda de un camión de carga. Nos miramos de nuevo y echamos a nadar en dirección contraria, mientras el ancla alzaba el vuelo como por arte de magia. Cuando dejamos de oír el ruido del motor nos detuvimos… y empezamos nuestra identificación de corales.
Debo decir que hablamos de un Parque Nacional Marino en el que está absolutamente prohibido pescar y echar el ancla sobre el arrecife de coral. Existen dos boyas en la Bahía para que los barcos amarren sin necesidad de echar el ancla y aun así nos encontramos a diario con barcos ridículamente anclados a cinco metros de las boyas. Tanto los centros de buceo de la zona como los centros de alquiler de barcos echan el ancla sin pararse a pensar que están cavando su propia tumba. En cuanto a la pesca, desconozco la situación de los pescadores, ignoro si su situación económica es tan crítica que no tienen otra alternativa que pescar dentro del Parque nacional Marino. De lo que sí estoy segura es que los responsables de que esto no ocurra no asumen la tarea de evitar que se ancle o se pesque en un Parque Nacional Marino. No existe ningún tipo de campaña que trate de concienciar a la gente sobre la importancia del arrecife de coral, ni se asume la situación de los pesadores, que no sólo pescan en zonas protegidas sino que además venden tiburón en el mercado local.
Con este post mi intención es que quienes me leen conozcan un poquito más sobre la situación real del arrecife en Las Seychelles. No es ninguna sorpresa descubrir que, incluso en lugares como este, el gobierno y las autoridades responsables de la preservación de los recursos nacionales no asumen su tan imprescindible papel para la conservación de estos.
Y bueno, como me he puesto muy seria, quiero terminar este post con dos fotos que muestran la belleza de la cual hablo y protejo tan cegadamente. La primera foto es de una preciosa raya de metro y medio de ancho que vi el pasado sábado en Sharks Bank, uno de los sitios de buceo más solicitados por aquellos que quieren disfrutan de un buceo profundo en Mahé. La foto no es una maravilla… pero es la primera vez que consigo encajar en una misma foto a un buceador y a una raya así tan monos! La segunda foto es de una "mantis shrimp" (arg! "gamba mantis" en español?? suena feo...) Qué bicho más bonito... y qué foto, por dios, ni me creo que la saqué yo ;)
Gracias de nuevo a aquellos que me leeis :)
marta
sábado, 10 de octubre de 2009
EL GUSANILLO DEL BUCEO...
El calor que hace en esta época del año en las Seychelles es soporífero. Podría ducharme tres veces al día y todavía sudar lo inimaginable. La época de lluvias se marcha, dejando atrás una selva bien regada y un huerto aquí en la base lleno de tomates, pimientos, calabazas y papayas. El sol pega desde lo alto con su potencia máxima y la única manera real de soportarlo es pasarse el día en el agua. Buceando. Y así se hacen las cosas aquí en mi campamento, Cap Ternay. Esta nueva expedición tiene 23 nuevos voluntarios y esta vez yo estoy al otro lado, junto con ocho compañeros, dando clases de buceo y enseñando a los voluntarios todo lo que hay que hacer para que el campamento básicamente no se venga abajo y las investigaciones se lleven a cabo.
La pasada expedición, en la que yo era voluntaria, estuvimos contando peces durante semanas. Esta vez estudiaremos los corales. Catorce familias y cuarenta y siete géneros. Tengo que reconocer que los corales es algo que me impresiona… Los primeros buceos que he dedicado a aprender a identificarlos han sido como viajes a un mundo paralelo. En un instante empiezas a ver el fondo marino con otros ojos, las cosas más minúsculas e insignificantes aparecen ante tus ojos llenas de color y de vida. Cientos de corales brotan de todos los rincones posibles del arrecife y descubres con alegría cómo las Seychelles empieza a levantar cabeza tras el duro blanqueamiento del 98. De pronto hay vida infinita allí donde miras y los 45 minutos que pasas bajo el agua se convierten en un viaje que transcurre en un metro cuadrado pero en el cual se concentran casi tantos corales y seres como estrellas en el cielo. En estos buceos el tiempo se me pasa volando y cuando llega la hora de salir me apetece ponerme a lloriquear como una niña pequeña que no quiere irse del parque a casa. Y como si de un parque se tratase,los seres que con más ansia busco y persigo son los nudibranqueos, o lo que podríamos llamar gusanos de mar. Son pequeñitos, de preciosos colores, rayados o con lunares, con branquias que parecen coronas o elegantes plumeros… Se esconden por el arrecife en busca de su comida favorita. La mayoría de las especies se alimentan de algas, esponjas, anémonas y corales blandos. Sus brillantes colores no son sino una alerta a sus predadores de la toxicidad de su cuerpo. Ningún pez sería capaz de olvidar la experiencia de llevarse uno a la boca… Yo, personalmente, cada vez que veo uno soy incapaz de olvidar la experiencia…
Recuerdos desde las profundidades del Índico,
Marta
*Elias, thanks for your nice pictures… ;)
viernes, 31 de julio de 2009
LA HISTORIA DEL PLÁTANO Y EL AUTOBÚS
Ayer fue la segunda vez en mi vida que un extraño me regala una sonrisa y un plátano en un autobús. La primera vez fue en la India hace cuatro años, en un autobús suicida con un conductor que parecía reirse de los acantalidados infinitos mientras yo pensaba en la muerte digna del viajero... Éstábamos Juan y yo apretados contra un tipo que desprendía un olor doloroso y penetrante, nos mirábamos el uno al otro con sufrimiento, pensando en las diez horas de viaje que todavía nos quedaban por delante. En un momento dado el conductor tomó la sabia decisión de darnos un respiro a todos, o al menos a nosotros dos, y paró unos diez minutos para ir al baño y demás. Al volver al autobús, Juan y yo recuperamos nuestros asientos con la triste pero sincera esperanza de que aquel hombre de ropas deshilachadas y olor podrido decidiera sentarse en otro lado. Muy en contra de nuestros planes, el hombre nos buscó con la mirada y recuperó su siento a nuestro lado. Nada más arrancar el autobús, aquel hombre por el que empezamos a sentir un incontrolable rechazo y quien no parecia tener más posesión que cuatro dientes rotos y un trapo que utilizaba como bolsa sacó unos plátanos de la nada y nos los ofreció con una enorme sonrisa. Tal vez tardamos dos segundos en reaccionar y aceptar aquellos plátanos pero fueron dos segundos de esos que se estiran de manera que cientos de fotogramas y pensamientos se cruzan incontrolables por tu mente. Me dejó clavada en mi asiento, pensando en la lección de generosidad que inocentemente ese hombre me había dado. Generosidad por simplificar y llamarlo de alguna manera... no pudimos evitar sufrir un sentimiento de culpa horroroso, plantearnos qué tipo de valores arrastra nuestra cultura que hacen que un gesto tan humano y natural nos suponga una situación de culpa absoluta. La escena del autobús y el plátano la arrastro desde entonces como una de los momentos más bonitos de mi vida.
Ayer volvía de Victoria, la pequeña capital de esta república, con dos compis de GVI en un autobús del mismo estilo suicida que el de la India. Esa vez con más cayo y sin miedo - porque a todo una se acostumbra -, y cada cual sentado en donde bien pudo encontrar un hueco. Jenni y yo encontramos hueco al final del autobús y compartimos asientos con un grupo de cuatro mujeres, tres de ellas amigas. Parecían haber pasado el día en la capital comprando y paseando, charlaban en su francés criollo y se reían alegremente. En un momento dado sentí que alguien me tocaba el brazo suavemente y al girarme dos de ellas me miraban sonrientes con un ramo de plátanos entre sus manos. No me dijeron nada, me sonrieron y agitaron los plátanos suavemente para que cogiera uno sin miedo. Cogí uno emocionada, les di las gracias como bien pude en francés y avisé a Jenni que estaba delante nuestro para que se volviera a coger uno también. Para más sorpresa, golpearon el hombro de la mujer seychellois sentada junto a Jenni y le ofrecieron uno a ella también. De nuevo un plátano y un autobús me hacen feliz, otro recuerdo inolvidable para el cajón de los momentos más dulces de mi vida.
El viaje duró una hora y recorrimos selva como si la isla fuera diez veces más grande de lo que realmente es. Llegamos a la costa justo después del atardecer y la última media hora bordeamos la playa de manera que al estirar la mano por la ventana casi llegaba a tocar la orilla. En el horizonte, los últimos rayos del sol dibujaban las siluetas de las islas de enfrente y mi retina registraba la imagen como si fuera la portada del libro de mi vida. Pensé en el mar, en lo que había debajo de esa inmensa capa azul y en lo que poco a poco voy aprendiendo de él...
En 1999 los arrecifes de las Seychelles sufrieron el mayor desastre medioambiental de su historia, un blanqueamiento que acabó con prácticamente todos los corales de las islas. La temperatura del agua subió hasta alcanzar los 34°C y se mantuvieron así durante ocho largas semanas. En contra de lo que muchas veces se cree, los corales son animales y suelen vivir en aguas con temperaturas que oscilan entre los 24°C y los 30°C. En el caso de darse un aumento tan grande en la temperatura del agua, una semana resulta el tiempo límite de vida de un coral, es decir, después de una semana algunos corales podrían recuperarse y crecer de nuevo, pero ocho semanas seguidas se traduce en muerte asegurada. Así, en 1999 un 98% de los arrecifes de coral en las Seychelles murieron,inguna anémona sobrevivió, murieron el 100% de todas ellas. Han pasado diez años y en todo ese tiempo se ha recuperado un 34% de los corales. Las anémonas están reapareciendo muy poquito a poco, pero sin duda es una enorme alegría. El pececillo de la foto adjunta es un pez payaso, que es propio de las anémonas. Allí donde ves uno, tiene que haber una anémona detrás que el pez protejerá valientemente. El de la foto es un "Seychelles Anemoniefish", Amphiprion Fusocaudatus.
Como es de imaginar, la muerte de los corales supone la muerte de muchos peces ya que muchos se alimentan de corales y los que no, se alimentan de esos peces que comen corales... Pero existe el caso de darse lo contrario, esto ocurre a veces con una estrella de mar conocida como "corana de espinas". La corona de espinas puede alcanzar el medio metro (o más) de largo y tiene a lo largo de todo su cuerpo unos pinchos que pueden llegar a medir cinco centímetros de largo. Estas estrellas se alimentan a base de corales, pueden llegar a deborar colonias enteras en poco tiempo. Existen programas de conservación marina que se dedican a sacar coronas de espinas de los arrecifes cuando se dan plagas, pero existe un debate en torno a la eficacia de este tipo de programas. De manera natural la corona de espinas se fortalece cuando se ve atacada, busca estrategias de defensa como esconderse bajo rocas y corales, y así estos programas provocan lo contrario, hacen que las coronas de espinas sean más fuertes todavía y se de una infección crónica por supervivencia. Además, no debemos olvidar que la corona de espinas es parte del arrecife de coral y que por tanto forma parte de la cadena alimenticia. Así como ésta se alimenta de corales, existen predadores en el arrecife que son predadores naturales de la corona de espinas, entre ellos están los peces emperadores y peces gatillo que se las comen cuando todavía son juveniles. Su predador más temido es la GIANT TRITON SHELL, que se la puede comer entera cuando es adulta y la digiere durante una semana refugiada tranquilamente bajo una roca. Por tanto, la corona de espinas puede ser un peligro para el arrecife cuando se produce una plaga, pero al mismo tiempo sacarlas deliberadamente de su entorno puede tener ciertas consecuencias negativas como la infección crónica por supervivencia, además de recortar el alimento de muchos otros seres del fondo de coral. Según Udo Engelhardt, que lleva años al mando de este tipo de programas, sólo cuando se dan más de 30 coronas en una hectaria debemos preocuparnos. Mientras tanto, lo mejor es dejar que la naturaleza haga con su vida lo que quiera...
marta
* Entre mis lectores sé que hay biólogos (marinos o no), buceadores y sabios varios que saben mucho sobre fondos marinos y conservación. Me encantaría que participarais con vuestros conocimientos, que aportarais datos o anécdotas interesantes y que por supuesto os sintiérais con confianza de sobra para criticar a esta principiante del mundo marino si algo de lo que escribe os genera una espinita en vuestros cerebelos ;) Gracias!
p.d. no todas las fotos son mías... agradecimientos a los fotografos que me regalan sus bonitas fotos!
viernes, 17 de julio de 2009
VOLUNTARIADO EN GVI SEYCHELLES, ¿TE APUNTAS?
Global Vision International se dedica a programas de conservación medioambiental de distintos tipos, este es el link con la lista de expediciones que realizan. En mi caso, soy voluntaria en la expedición de conservación marina que se lleva a cabo desde hace once años en las Seychelles, pero existe una expedición igual situada en el caribe mexicano. En este post os voy a hablar de la expedición de las Seychelles, ya que es la que conozco. Para más información echar un vistazo a la web de GVI. Empezaré con los requisitos necesarios para ser voluntarix, continuaré con la organización del campamento y finalmente haré un resumen de lo que consiste básicamente el trabajo de GVI en cuanto a conservación en las Seychelles.
Empezando por los requisitos para ser voluntario, son estos:
- Inglés. Es necesario hablar inglés ya que todas las clases, lo talleres, los peces, los libros, los intstructores... todo es en inglés. Resultaría realmente complicado venir aquí sin un nivel de ingles medio-alto. EL programa en México es igual, es necesario hablar inglés a pesar de ser México... :(
- Curso de Buceo nivel Open Water. Una vez estáis en el campamento podeir realizar otros niveles como el Avanzado o el de Rescate, pero para poder ser aceptado es necesario venir aquí con el nivel Open water. En este caso parece que en México hay un voluntariado en el que puedes ir sin saber bucear y que allí te preparan.
- Dinero, cómo no. Este voluntariado es de los que pagas para poder hacerlo. Se realizan expediciones cada tres meses más o menos y son de cinco a diez semanas de duración. El coste dependerá de la duración de la expedición, claro. Para ver costes y fechas pincha aquí. este dinero cubre alojamiento, comida, parte del equipo de buceo y la formación obteniendo titulación en identificación de peces o corales. No incluye billete de avión.
Elegir entre estar cinco o diez semanas no es solo una cuestión de dinero para aquellos que valoren la idea de hacer carrera en conservación medioambiental. Cuando pagas por diez semanas tienes la posibilidad de solicitar unas "prácticas" y quedarte durante la siguiente expedición de diez semanas sin coste alguno, formando parte del equipo organizativo, e incluso existe la posibilidad de obtener un trabajo pagado para las siguientes expediciones. Por supuesto, este tipo de cosas ya dependerá de los méritos de cada cual...
En cuanto al campamento, todo es muy básico y aunque el lugar es extremadamente fotogénico, la estancia en GVi no son unas vacaciones de buceo. Nos levantamos a las 5.45 de la mañana, nos encargamos de la limpieza del campamento, del cuidado del barco y buceo, de preparar desayuno/comida/cena para unas 30 personas y de llenar las botellas de aire comprimido. El número de voluntarios suele ser de unas 25 personas. los cuartos son mixtos y duermen unas ocho personas en cada uno. Hay un baño para ellos y otro para ellas con dos duchas en cada uno, con estupendos chorros de agua fría. la alimentación es básicamente vegetariana (pasta, arroz, cereales, fruta y verdura) hay pescado una o dos veces por semana y la carne no está incluida (si alguien quiere carne tiene que pagarla y comprarla aparte. Mis compañeros lo hacen una vez por semana)
todas las tareas se hacen por grupos. Se divide a los voluntarios en cuatro y las tareas rotan diariamente. Se bucea una o dos veces al día, primero para formarse en identificación y luego para la investigación en sí. Los buceos recreativos no están incluídos pero se pueden organizar para algún fin de semana con un centro de buceo con el que GVI colabora, recibiendo descuentos por ser voluntario de GVI.
Por último, decir que el trabajo de GVI en las Seychelles empezó hace once años, después del masivo blanqueamiento de sus arrecifes (un 98% del arrecife murió) y desde entonces se dedica a recoger datos sobre la situación de los arrecifes de coral y toda la vida marina que gira en torno a ellos. GVI se basa en estudios a largo plazo, recoge información de manera que se va obteniendo un importante historial de la situación del arrecife en los últimos años, basándose en especies que por alguna razón son de interés científico. Este interés puede ser el peligro de extinción (como el caso de las tortugas9, sobreabundancia (como en el caso de la corona de espinas-estrella de mar que se alimenta de corales9, sobrepesca y cambio climático. los datos recogidos son analizados por MCSS y forman parte en estudios y artículos reconocidos a nivel mundial - colaborando con otras organizaciones como CoralReefCare.
Y bueno, básicamente eso es lo que os puedo contar a día de hoy. para cualquier cosa no dudéis en preguntarme, podéis escribirme directamente a mi correo o dejarme un comentario en el blog.
Espero haber resuelto vuestras dudas!!
Un beso,
marta
domingo, 5 de julio de 2009
PECES DE COLORES ALEGRAN LA VIDA DE MAHÉ
Tengo puestos unos cascos gigantes de color naranja para amortiguar el ruido del compresor de aire. Mientras lleno las botellas de los buceos de mañana pienso en los ocho días que llevo aquí. ocho días… no sé si será la distancia o lo fácil que resulta adaptarse a este lugar, pero tengo la sensación de que hace meses que llegué aquí. Hemos empezado los talleres de identificación de peces, la teoría y la práctica. Mis compañeros y yo pasamos horas bajo las palmeras repasando tarjetas con fotos de peces, aprendiendo a distinguirlos y adivinando el nombre que se esconde en la parte trasera de las tarjetas. Al mismo tiempo, vamos yendo a bucear por grupos, donde ponemos en práctica lo aprendido; nuestra profe señala y persigue un pececillo con una barra blanca gigante y nosotros nadamos detrás de ambos mientras escribimos el nombre del pez en cuestión en unas tablillas. Cuando estoy bajo el agua y levanto la vista de mi tablilla no puedo creer la cantidad de peces que me rodean. El arrecife de coral guarda una cantidad de peces infame, de todas las formas y colores posibles. Resulta casi inevitable sentirse en un mundo fantástico e irreal. Aprender el nombre de los peces hace que me sienta más cerca de ese mundo y la verdad, no hace que pierda misterio, al revés, lo gana. Cuanto más sé, más quiero saber. Las dos primeras semanas de la expedición las vamos a dedicar a aprender a identificar peces. Es imprescindible que seamos capaces de obtener un 99% de aciertos en los exámenes para poder formar parte de la recogida de datos que realiza GVI. Hace ya doce años que la organización realiza un seguimiento de los arrecifes en las Seychelles, formando parte importante de los estudios de Marine Conservation Society Seychelles (MCSS), quienes se encargan de analizar los datos obtenidos por los voluntarios de y expertos de GVI. Por ello, es muy importante que la gente que tome parte en estos estudios esté capacitada para hacer un buen trabajo y para ello GVI dedica mucho tiempo a preparar bien a sus voluntarios.
GVI divide sus expediciones en dos tipos; identificación de corales e identificación de peces. En esta ocasión, me ha tocado identificación de peces. Estudiamos peces de varias familias: peces mariposa, peces ángel, peces loro, TRIGGERFISH, meros, sweetlips, rabbitfish, wrasses, squirrelfish, soldiers, bigeyed...(siento poner el nombre en inglés pero no consigo encontrar la traducción. Si alguien la sbe le agradecería muchísimo que me lo dijera!) Todavía ignoro la metodología que vamos a emplear cuando empecemos con la recogida de datos de los peces bajo el agua, pero mientras tanto, cada vez que salimos a bucear anotamos datos sobre avistamiento de tiburones ballena, tortugas, rayas, mantas, pulpos, langostas y peces tan impresionantes como el mero gigante y el BUMPhead PARROTFISH. Otra actividad que realizamos es la recogida de plancton semanal con el fin de establecer relación entre el plancton que hay en la zona y los tiburones ballena avistados. Es ahora cuando empieza la temporada y los tiburones ballena visitan las Seychelles para saciarse del plancton que hay en sus aguas. Espero tener la suerte de encontrarme con uno cuando me toque salir a por plancton… si consigo una foto será una buena cabecera ;)
En cuanto a la vida en el campamento, poco a poco va tomando forma. Los días resultan increíblemente intensos. Nos levantamos a las 5.45 de la mañana de lunes a viernes y estamos atareados constantemente: organizamos el barco, nos encargamos de la radio, llenamos las botellas para el buceo, preparamos desayuno, comida y cena, limpiamos el campamento y por supuesto, estudiamos y buceamos. Todo está muy bien organizado, estamos dividimos en grupos que cambian semanalmente y hacemos las distintas tareas por rotación. Pasadas las dos primeras semanas, cuando acabemos con los estudios y los exámenes, tendremos más tiempo libre y podremos hacer otro tipo de cosas. Por un lado, algunos de nosotros queremos estudiar también los corales, y por otro, queremos ponernos manos a la obra con un huerto para ser más autosuficientes ya que comprar verduras aquí resulta algo complicado (estamos a más de una hora de la capital y encontrar suficientes verduras para todos los que somos no es nada fácil). Sé que muchos de los que me leéis tenéis un huerto o alguna vez lo habéis tenido así que desde aquí lanzo un llamamiento para que nos echéis un cable con información o recomendaciones varias. Cualquier link, texto o demás que pueda sernos de utilidad me hará feliz.
Y por lo pronto me despido aquí. Las dos últimas botellas están a punto de llenarse y la bahía de Ternay me espera, solitaria y azul. Debo decir que la temporada ahora es de aguas más turbias que durante el resto del año. El sedimento está algo más alborotado y hay más plancton en el agua. Lo bueno de esto es la presencia de tiburones ballena, como decía antes, así que no hay mal que por bien no venga. Y desde luego, por mucho que el sedimento se levante no me para nadie a la hora de agarrar las aletas, las gafas e irme a hacer snorkel a la bahía… sin duda, lo que más me gusta hacer cuando tengo un ratito libre :)
Para quienes quieran leerme un poquito más y cotillear sobre el campamento, podéis visitar el blog de GVI en el que he publicado un pequeño texto en inglés y donde encontrareis más fotos e información sobre la vida aquí.
Un beso fuerte,
marti
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