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martes, 15 de febrero de 2011

aGuA PaRa GrAnDeS y PeQuEñOs - prohibido aburrirse


Lo peor que te puede pasar es que llegadas unas vacaciones te aburras. Qué horror. Y como dice mi madre "cuando te aburres eres un peligro" ¿Será? ¿Tendría esta misma cara cuando decidí irme a vivir a Brasil? ¿y cuando le propuse comprar una furgoneta a mi amiga Ainho...?  Mi madre, que es muy sabia, continúa su discurso sobre el aburrimiento con otra frase: "El aburrimiento se lleva dentro". Lo que viene a decir que la culpa de estar aburrida es mía. Qué horror. Cómo puedo generar algo tan feo, tan desagradable, molesto, fastidioso, latoso, tedioso, enojoso... (paro ahí, es que como me aburría me puse a buscar sinónimos en el diccionario) El caso, que llevo cuatro días en casa y estoy empezando a aburrirme como un hongo. Sí, lo sé, es mi culpa.  Tuve la brillante idea de que como no empiezo las clases hasta el lunes que viene pues podría vaguear un poco esta semana.  Sonaba bien así cuando lo pensé. Qué horror. Hacer el vago aburre, quién lo iba a decir. Pensé que sería entretenido hacer el vago... Una licenciatura para luego escribir "entretenido" y "vago" en una misma frase, y ya que me pongo, una licenciatura para luego escribir microondas con h intercalada (que mi amigo Jesús - que es ingeniero y no sociólogo como yo - ya me regañó en un correo y lo tuve que cambiar, claro)

Total, que lo máximo que he hecho desde que volví del barco es ir a The Strand. Entonces, tirada en mi sofá se me ha aparecido importantísimo dedicarle unas líneas a los parque-playa-paseo australianos. Son la bomba. Son el mejor invento del mundo y encima GRATIS. No sé si os acordáis de lo que significa la palabra gratis, según la Real Academia Española significa 'de balde'. Vamos, por la cara.



The Strand es un paseo junto a la playa que incluye cesped, barbacoas, mesas, bancos, fuentes y un parque acuático con un cubo gigante que vuelca cientos de litros de agua sobre tu cabeza cada dos minutos. Además de unos socorristas que están muy unos socorristas que son muy majos.


Cómo puedo tener el valor de aburrirme con algo así.

Encima, no os creáis que es algo único y excepcional de Townsville. En Cairns existe lo que llaman Esplanade, que además de una piscina frente a la playa, césped y barbacoas, incluye espectáculos y actividades de todo tipo para grandes, pequeños y medianos. Otra bomba. Aunque no tiene el cubo gigante tiene socorristas muy majos también.


Gratis.


Así que prometo, prometo, que mañana me enfundo un bikini y me pongo debajo del cubo. Me compro un helado en Juliettes y pienso en lo poco que me voy a aburrir en cuanto empiecen las clases.

Palabrita.

Un beso acuático,
martita

domingo, 13 de febrero de 2011

PENSAMIENTOS PASADOS POR AGUA

Lo que más echo de menos de vivir en el barco son las noches. 


Mi cama estaba situada debajo del nivel del mar, sentía el mecer de las olas y me dormía con el sonido del agua del mar. Caía en sueño profundo mientras pensaba en el cielo  estrellado que me cubría y en el inmenso océano que me rodeaba. El mejor somnífero de mi vida. De vuelta a casa, me duermo soñando que estoy ahí, en mitad del océano.


Bucear la Gran Barrera de Coral tras Yasi fue duro. El arrecife está dañado, con montañas de coral quebrado y cicatrices de grandes derrumbamientos. Es difícil imaginar lo que pasó allí abajo y casi mágico ver cómo los pececitos y demás seres marinos se recuperan invencibles de algo tan poderoso. No tengo ninguna duda de que la Gran Barrera se recuperará rápido. Más que nosotros aquí arriba, más que aquellos que han perdido sus hogares, más que aquellos que han perdido todo lo que tenían.


 Bucear la Gran Barrera me hace sentir agradablemente pequeñita. Es fuerte, bella e inexplicable.


Y ahora, las vacaciones de verano en este hemisferio llegan a su fin. Recojo mis cachivaches de buceo y en pocos días regreso a los libros, las clases y los exámenes.


Buenas noches y dulces sueños...

marti

viernes, 4 de febrero de 2011

SOBREVIVIR AL CICLÓN YASI

El jardín de mi casa antes y después del ciclón Yasi

Hace menos de 10 minutos que recuperamos la electricidad en casa. En ese justo momento Stephie y yo nos disponíamos a salir por la puerta a la aventura de buscar un camping gas y unas velas después de 37 horas sin luz y una cena a la luz de cuatro velas de cumpleaños que duraron exactamente cuatro minutos. Y digo a la aventura porque encontrar una tienda abierta puede resultar cosa complicada, pero encontrar velas o un camping gas ni os cuento... El día antes del ciclón ya no quedaba nada en las tiendas. Ni agua, ni pan, ni radios, ni nada de nada. Y justo en el momento en que nos estamos poniendo las mochilas se oye un 'pirurí' que me recuerda a un sonido al que le tengo algo de manía pero no sé porqué como que me deja pensativa... era el aire acondicionado. De repente Stephie y yo vemos que la nevera se enciende y el microondas muestra un numerito en su pantalla. Nos miramos la una a la otra con los ojos desorbitados y a partir de ahí.... no debería contar detalles, pero la escena incluye gritos histéricos y piruetas en el sofá.

Pero retomemos a la noche del ciclón, que es lo suyo. Como ya os conté, Stephie y yo nos fuimos a pasar la noche en una residencia en el campus universitario. A las 15.30h se dio el toque de queda y no se debía salir a la calle. Cerramos puertas, ventanas... y a esperar. Fuimos de los últimos en perder luz, que fue a las 22.15h. Las luces de emergencia quedaron encendidas y a través de las ventanas podíamos ver cómo el viento soplaba fuerte, como a ráfagas. Soplaba y se paraba. Soplaba y paraba. Sobre las 23.30h el viento empezó a tomar carrerilla, algunas ramas empezaban a caer y el suelo se cubría de hojas que volaban suavemente de un lado a otro. Lo curioso en este punto era lo difícil que nos resultaba visualizar lo que nos venía encima "Yo me esperaba algo más fuerte" decía alguno.  Pero estaba claro que eso era sólo el principio... Sobre media noche sacamos todos los colchones de los cuartos y los pusimos a lo largo del pasillo. Cerramos todas las puertas y pusimos algunos de ellos contra las puertas por si alguna ventana se rompía y resultaba en un efecto ventosa. El resto de colchones los extendimos por el suelo para dormir. A la 1.30 de la madrugada me debí quedar dormida. A las 2.30 me desperté a causa del ruido. Fue en ese preciso momento en el que empecé a sentir miedo. El ruido era ensordecedor, las luces de emergencia se habían apagado y se oían de fondo dos alarmas de incendios que habían saltado en los edificios de al lado. Cerraba los ojos y me resultaba difícil imaginar lo que estaba ocurriendo fuera... tenía la sensación de que el edificio iba a arrancarse del suelo como le ocurre a Dorothy en el Mago de Oz. Lo que me causaba más miedo era el desconocimiento, me preguntaba si ese era el momento más fuerte o si empeoraría... lo que me ponía los pelos de punta. No saber cuánto duraría era una sensación terrible. No paraba de pensar 'que pase ya, que pase ya' y soñaba despierta con regresar a mi casa, ver que estaba bien y que esto pasaría como una historia que le contaría a  mis nietos junto a una chimenea. Temía que alguna ventana se rompiera y me preparaba mentalmente por si ocurría. Fue poco más de una hora lo que aguanté hasta que pude conciliar el sueño de nuevo, una de las horas más largas de mi vida. Conseguí volver a dormirme, desconozco si la causa fue que el ruido disminuyó o si fue mi mente la que se agotó de tanto dar vueltas y vueltas... como si el mismo ciclón estuviera girando dentro de mi. Conseguí dormir y no desperté hasta las 8.30h. Bajo el efecto de una pastilla.


junto a mi casa
la puerta de mi casa













Por la mañana el viento soplaba fuerte y desde la ventana de la residencia se veían un par de arboles caídos y poco más, lo que me sorprendía enormemente. Salí a dar una vuelta a las 9h y empecé a ver los destrozos de alrededor. Arboles caídos uno detrás de otro como piezas de dominó. Nos avisaron de que podía venir otra tormenta y nos metimos en el edificio otra vez. Después de cinco horas, ninguna tormenta asomaba y Stephie y yo sólo queríamos regresar a casa. Tras mucho meditar nos cargamos con la mochila y comida, nos cubrimos con un poncho de agua y pusimos rumbo a casa... Nos quedaba más de media hora de camino a casa sin tener ni idea de lo que nos esperaba por el camino y menos todavía cuando llegaramos a casa. A los 100 metros un coche paró y nos ofreció llevarnos. Gracias, gracias, gracias... menos mal, menos mal, menos mal. Al llegar a nuestro barrio no nos lo podíamos creer. Los árboles cruzaban las calles, árboles de más de cincuenta años completamente rendidos ante Yasi. Al girar la esquina de nuestra casa vimos que el gran árbol de nuestro jardín estaba derrotado... sobre la carretera. Por gracia del destino los árboles cayeron sobre las calles, en lugar de sobre las casas. Detrás de la montaña de árboles a las puertas de nuestra casa conseguimos ver el techo intacto de nuestro hogar. Estaba entera. Nuestra pequeña casita sobrevivió al Yasi y esta historia queda ahora bien guardada entre  mis recuerdos con la esperanza de algún día poder contárselo a mis nietos junto a una chimenea :)


♥ Gracias y mil gracias de corazón por los mensajes, 
besos y cariños que recibí antes, durante y después de Yasi 

Un beso fuerte,

martita



miércoles, 2 de febrero de 2011

ESPECIAL CICLÓN YASI. A 8 horas de su llegada.


El ciclón Yasi está previsto como el ciclón más grande de la historia de Australia. Se acerca al estado de Queensland lentamente, lo que ha hecho que en los últimos dos días haya alcanzado su punto máximo y llegará a la costa australiana como un ciclón de nivel 5. El nivel 6 no existe. 


Así es como se ve el ciclón desde lo más alto del cielo, con un ojo bien definido y de más de 500km de ancho. Los vientos alcanzarán los 300km/h y puede tardar en cruzar entre 12 y 36 horas.

 

Este gráfico muestra la ruta prevista hace un par de horas. Yo estoy en Townsville. Sí, ahí justo.


Si os acordáis, yo estaba en un estupendo barco en mitad de la Gran Barrera. Los cinco miembros del equipo de investigación y yo tuvimos que abandonar el barco en Cairns y coger un vuelo a Townsville en menos de 24h. El capitán ha puesto rumbo al interior, hacia los manglares, con el resto de barcos. El puerto de Cairns está completamente vacío ya que no tienen permitido quedarse ahí.  A todos los valientes capitanes que están en sus barcos a la espera de que todo esto pase les deseo la mejor suerte del mundo... desde lo más profundo de mi corazón.

Stephie sonríe a nuestra llegada en la residencia.
Llegué ayer tarde a mi casa (a la que nos mudamos hace menos de un mes) donde Stephie, mi compañera, me esperaba impaciente. Después de mucho meditar decidimos que nuestra casa no es lo suficientemente segura y nos vinimos a la residencia universitaria donde pasamos nuestros primeros seis meses. Casualmente la universidad es un punto de acogida oficial así que estamos seguras y a salvo... Nos recibieron con los brazos abiertos y yo no hago más que sonreír desde  que pisé este edificio de ladrillos que tiene un techo firme que me encanta.



Siempre me he preguntado qué cosas me llevaría si me encontrara en una situación como esta. Fue fácil: mi ordenador y la cámara de fotos. Lo demás puede volar por los aires. Bueno... también metí mi tortuga de peluche. Hemos tenido menos de 3h para recoger la casa 'lo mejor posible' y hacer una mochila con reservas de comida y agua.  Básicamente hemos embutido libros y demás en nuestras maletas y las hemos puesto en lo alto de una mesa por si se inunda la casa. Aunque tenemos la suerte de vivir lejos de la playa (algo bueno tenía que tener...) y las probabilidades de inundación en nuestro barrio son menores. Mi miedo es que se rompan las ventanas y vuele todo por los aires así que por si acaso he metido las sartenes en la nevera.

Cerramos ventanas, puertas, apagamos los plomos y salimos por patas.

Stephie y yo somos dos europeas ignorantes. No tenemos la menor idea de lo que son vientos de más de 280km por hora ni tormentas con lluvias torrenciales de 50mm de agua/hora. Es gigante, muy grande, es lo único que se nos ocurre. En la tele los periodistas lo describen como 'monstruoso'. De hecho, ni siquiera los locales están seguros de lo que se avecina. Es un ciclón que hará historia.


Pero que no cunda el pánico. Stephie y yo estamos a salvo bajo este techo :)

Quedan 8 horas para que Yasi toque la costa y esta reportera dicharachera promete informar todo lo que pueda. La luz se irá en algún momento, pero en cuanto vuelva espero estar aquí de vuelta con buenas noticias.

Crucemos los dedos por Queensland en un día como hoy
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