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sábado, 11 de septiembre de 2010

BUSCA Y ENCONTRARÁS

Armada con botas, sombrero e ilusión, el miércoles pasado disfruté de mi primera excursión universitaria como futura bióloga marina. La marea estaba baja en Rowes Bay y el paisaje aparecía como un barrizal. Cualquier turista daría media vuelta si apareciera en una playa como esta, con razón... Pero este mejunje de tierra, agua y rocas esconde preciosas e increíbles sorpresas.
Nos pasamos dos horas con el barro hasta el cuello, levantando piedras, mirando y tocándolo todo... siempre devolviéndolo todo de vuelta a su sitio. Yo no cabía en mi asombro de la cantidad de bichitos que se escondían en semejante lugar. No me podía ni imaginar que encontraríamos tantas cosas... Curiosamente, lo que más me alucinó fue un gusanito tan fino como el papel de fumar. Lo miraba y pensaba en los dibujos que tengo de él en mis apuntes, llenos de descripciones y nombres raros... una cosa tan pequeñita armando tanto jaleo en el mundo de la ciencia. Me encanta :)
Esta vez os voy a dejar con más imágenes que palabras, os quiero invitar a mirar un barrizal a través de mis ojos, porque una vez más la vida me demuestra que la belleza está en los ojos del que mira. Y a mi este paisaje de fango me parece ALUCINANTE.





 






viernes, 3 de septiembre de 2010

♥ Le pasó a mi amiga ♥

Cuando éramos pequeñas a mi vecina Leti y a mi nos gustaba recorrer el jardín de la urbanización en busca de mariquitas. Las metíamos en botes de cristal y luego pegábamos nuestras narices a los botes para contarles los puntitos negros convencidas de que las manchitas nos revelarían su edad. Otro año nos dio por criar gusanos de seda y dedicamos nuestro tiempo a robar hojas de morera a la urbanización de al lado para poder satisfacer la exquisita dieta de nuestros gusanitos. Un día amanecimos y en la caja de zapatos no había ni un gusano... sólo unas bolas de hilo amarillo pegadas a las paredes de la caja. Como os podréis imaginar, de los capullos salieron unas mariposas grises, muy sosas y terriblemente feas. Lo sentí mucho por los gusanos la verdad... en cuanto mi madre se enteró de que tenía eso metido en el armario la caja desapareció de un día para otro.

Unos veinte años después me pregunto si esas pequeñas e inocentes incursiones en el jardín de nuestra urba tendrán algo que ver con el hecho de que Leti es bióloga. Lo mejor de todo es que, ahora que somos grandes, el terreno a explorar es cientos de veces más amplio que aquel al que teníamos acceso de pequeñas. Ni más ni menos que tan grande como el mundo entero. Así, Leti hizo las maletas hace unos meses y se fue a Sudáfrica. "A investigar rinocerontes", según me dijo ella. Yo, reincidiendo en mi asqueroso egocentrismo de que todo lo que a mi no me interesa no le debe interesar a nadie, me preguntaba qué tendría de interesante un rinoceronte. ¿Un rinoceronte? ¿Rinocerontes? Como que yo no lo veía muy claro en mis pensamientos. Pero bueno, al fin y al cabo la que se iba era ella y si hay algo que a mi se me da muy bien es animar a alguien para que se vaya de aventuras.

Tres meses después recibo una de las fotos más tiernas que he visto en mi vida y para mi sonrojo siento un amor descontrolado hacia un bebé rinoceronte. Mientras fijo mi mirada en el beso que Leti le da a la pequeña rinoceronte me pregunto qué es lo que me ha hecho cambiar mi visión de estas criaturas tan de golpe. Entonces me doy cuenta de que llevo puestas las gafas de Leti. Ella me escribe, me manda fotos y me llena con sus historias como si fueran las mías propias. Me dice que se quiere quedar en Sudáfrica y yo pienso en lo bonitas que son sus palabras al sentir tanta felicidad en ellas...

En este cuento no hay corales ni calamares, pero en cambio hay jirafas, cebras y rinocerontes. No he podido evitar presumir de una historia del tipo "le pasó a mi amiga". Sí, mi amiga se fue para tres meses y me da que se va a quedar tres años. Como dice la película, la vida es una caja de bombones y nunca sabes lo que te va a tocar. Pero para mi, lo mejor de las cajas de bombones es el poder compartirlos, meterles bocados indiscriminadamente e intercambiar medio de avellana por medio de chocolate negro. Cuando leo lo que me escribe Leti siento que comparte sus ricos bombones conmigo y delicio sus aventuras como si fueran tropezones de avellana y maravillosas nueces de macadamia. Historias como las de Leti me inspiran y me hacen ver el mundo más bonito. Deseo que quienes me leéis tengáis también la suerte de poder compartir bombones de vez en cuando con personas queridas. Y mientras me como un trozo de chocolate… sueño con buscar mariquitas en algún jardín perdido del mundo con mi amiga Leti y su tierno bebé rinoceronte.





Gracias por dejarme compartir tus bombones, Leti :)

sábado, 21 de agosto de 2010

QUISIERA SER CALAMAR

Hace poco chateaba con un buen amigo y al decirle que me pillaba estudiando placas tectónicas me soltó con cierto tonillo sarcástico "ah, mi tema favorito". Al principio ni lo entendí... luego le reí el chiste pero debo reconocer que me dejó pensativa "Uy, ¿no le gustan? Con lo que molan las placas, y los volcanes submarinos, y eso de que el Atlántico crece, y que antes Argentina y África estaban pegados..." Y me caí del nido. Me di cuenta de que, lógicamente, estas cosas que a mi tanto me gustan pues a otros no les interesa ni lo más mínimo. Y entonces pensé que escribir un post sobre lo que me alucina el funcionamiento de un calamar sería un poco duro para algunos. Pero es que son la leche. Tienen los pies pegados a la cabeza y aun así en una carrera acuática le ganan por goleada a cualquier campeón olímpico. Y ya no os cuento lo de la tinta. Eso es como tener un spray antiplasta incorporado en tu sistema. Imagínate tú tener algo parecido a eso, tipo que estás en un bar y te aparece el plasta de turno, entonces le sueltas un escupitajo de color negro (molaría tenerlo de colores) y cuando quiere darse cuenta estás ya a cinco millas de distancia. Me mola.

Dicen que los moluscos son de los animales más inteligentes que hay (el tema Paul no lo voy a tocar aquí, lo siento, pero si queréis leer sobre él os recomiendo fervientemente la lectura de este post) Además, los calamares son preciosos, preciosos... Siempre que le enseño a alguien la foto del banco de calamares no atina a adivinar lo que son... "¿Y eso qué son?" "Qué van a ser, pues calamares" Estamos tan acostumbrados a verlos empanados y en forma de aro que cuando tenemos la oportunidad de verlos en directo ni los reconocemos. Es como el caso de la piña, ¿cuántos de vosotros sabéis cómo crece una piña? Las piñas crecen, viven y se reproducen en la zona de frutas y verduras del Mercadona ¿no? Muy bien (si quieres aceptar la verdad haz click aquí)

En fin, que al final os he colado el post de los calamares. A quien haya llegado hasta aquí le doy las gracias :) Como además todavía no he conseguido ir a bucear, lo mejor que puedo hacer es compartir mis apuntes con vosotros. Pero de buceo he decidido que no hablo hasta que no vaya porque simplemente estoy DESESPERADA, a mi sistema le falta urgentemente una fuerte dosis de aire embotellado...

Por último, visto el éxito que tuve con los posts de las películas os dejo otra para quienes os interese: La pesadilla de Darwin. Esta vez darle las gracias a Rojo, que fue quién me la recomendó a cuenta de las que publiqué en mi último post. Y de paso aprovecho para agradecer todos los correos que recibo cada vez que publico un post, especialmente cuando compartís conmigo cosas relacionadas con el mundo marino. De esa manera me enriqueceis a mi, a mi blog y a quienes me leen :)

Y como viene a cuento me despido con un pequeño vídeo de Greenpeace que me pasó otro buen amigo. Espero que os guste tanto como a mi (imprescindible el volumen). ¡Gracias Garci!

lunes, 19 de julio de 2010

CoMeR CoN el CoRaZóN SaBe MáS Rico mmm...

Algunas veces - no muchas - alguien se anima y me pregunta por qué no como pescado. Bueno, muchos podríais deducir rápidamente que debido al amor que siento por el mar, es lógico que no me guste comer pescado. Pero curiosamente me hice vegetariana antes que buceadora. Debo reconocer que, tras tres años sin comer pescado, todavía no tengo todas las respuestas a una pregunta como esa. Pero aún así tengo. Y muchas.

En Seychelles conocí a una mujer que había hecho su tesis en pesca de arrastre. Me contó que su trabajo de campo consistió en bucear lugares el día antes y el día después de ser arrasados por un barco de pesca. Mientras me contaba todas las atrocidades que había visto (cómo los pescadores cortaban las aletas de los tiburones y los tiraban vivos de vuelta al agua, cómo pinchaban a los peces globo con los arpones para simplemente devolverles al agua, cómo cortaban las colas de las rayas para que no les picaran para luego tirarles también moribundos de vuelta al agua... cómo quedaba el fondo del mar tras su paso), yo pensaba "Joder, esto existe, no es un rumor, no es una leyenda... es que esto está ocurriendo". Incluso yo, me sorprendí a mi misma sorprendiéndome...

Siempre digo que se puede comer de todo un poco y tener conciencia medioambiental -  depende de dónde se compre y el qué -, pero supongo que yo he preferido optar por una postura algo más radical. Esta es mi postura, mi decisión, y nunca he pretendido imponerla. Pero lo que sí me gustaría es que la gente (incluida yo) reflexionara sobre el tipo de alimentación que lleva. Dónde comemos, el qué y por qué. Como a veces no sabemos muy bien por dónde empezar a preguntarnos, lanzo mi anzuelo con forma de película. De hecho son dos películas tipo documental que han salido a la gran pantalla en los últimos meses: Océanos y Un mundo sin peces (he encontrado la peli también bajo el título Salvemos el mar).

¡Por fin, nuestros océanos empiezan a hacerse oír y se hacen hueco en las salas de cine! ¡A lo grande! Eso sí, que nadie salga de ahí pensando que lo que ha visto es una película de ciencia ficción. Desgraciadamente, están basadas en hechos reales. Como la vida misma.

*Si quieres ver más videos online sobre el tema picha aquí.




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