Lo que más echo de menos de vivir en el barco son las noches.
Mi cama estaba situada debajo del nivel del mar, sentía el mecer de las olas y me dormía con el sonido del agua del mar. Caía en sueño profundo mientras pensaba en el cielo estrellado que me cubría y en el inmenso océano que me rodeaba. El mejor somnífero de mi vida. De vuelta a casa, me duermo soñando que estoy ahí, en mitad del océano.
Bucear la Gran Barrera de Coral tras Yasi fue duro. El arrecife está dañado, con montañas de coral quebrado y cicatrices de grandes derrumbamientos. Es difícil imaginar lo que pasó allí abajo y casi mágico ver cómo los pececitos y demás seres marinos se recuperan invencibles de algo tan poderoso. No tengo ninguna duda de que la Gran Barrera se recuperará rápido. Más que nosotros aquí arriba, más que aquellos que han perdido sus hogares, más que aquellos que han perdido todo lo que tenían.
Bucear la Gran Barrera me hace sentir agradablemente pequeñita. Es fuerte, bella e inexplicable.
Y ahora, las vacaciones de verano en este hemisferio llegan a su fin. Recojo mis cachivaches de buceo y en pocos días regreso a los libros, las clases y los exámenes.
Buenas noches y dulces sueños...
marti