Hoy no voy a escribir sobre peces, ni calamares, ni estrellas de mar. Hoy quiero dedicarle unas líneas a un animal que nos confunde, que a veces no terminamos de entender muy bien y que en ocasiones nos desespera. Es un animal al que también amamos y admiramos. Un animal que a veces olvidamos que es animal, cuando serlo es probablemente una de sus más bellas esencias.
Pues sí, ese animal lo eres tú y también lo soy yo.
Hace unas semanas una amiga me enseñó un vídeo y tuve la sensación de estar recibiendo un mensaje enviado desde el futuro para alertarme de mi presente. Es un mensaje que, corregirme si me equivoco, de alguna u otra manera lo hemos escuchado, leído o intuido en más de una ocasión. Es un mensaje que me atrevería a decir, crece en nuestro interior a medida que nos hacemos mayores y que lo más difícil no es escucharlo sino entenderlo. A lo largo de mi vida me he encontrado con personas que tienen este mensaje grabado en distintas intensidades dentro de sí. He conocido a personas que ignoran su verdad y a personas que ahí donde van dejan la estela del mensaje tras de sí. No hablo de dinero, ni de material, hablo de lo intangible, de conceptos, de sueños, de perspectiva... hablo de una forma de vida, que no tiene sino la forma que tú le quieras dar.
Lo más importante de este mensaje es muy fácil: que no lo entendamos demasiado tarde.
Un Beso,
Marti
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