Desde
 que llegué a la universidad escuché hablar de Lizard Island como un 
mito, un paraíso lejano al que sólo acceden algunos afortunados a través
 de contactos y redes secretas. Dicen que en la isla hay un resort de 
lujo y un centro de investigación, lo que reduce la población a recién 
casados, investigadores y currelas de hotel de lujo. Una pista de aterrizaje recibe avionetas con pasajeros que han pagado unos $800 para llegar hasta allí desde Cairns, la ciudad costera de Australia más cercana a la isla. Y con esto en mi cabeza... recibo un hermoso correo de mi profesor preguntándome 
si le puedo ayudar con su investigación en Lizard Island. Necesita una buceadora estupenda
 y experimentada como yo, dispuesta a sufrir durante dos semanas en esta
 isla y recoger datos de pececillos valientes del arrecife. Pues 
yo, que soy muy sufrida, he aceptado el cargo y estoy a la espera de mi 
billete de avión.
Desde entonces no paro de buscar información sobre Lizard con la intención de descifrar qué es leyenda urbana y que no. En mi curiosidad he intentado encontrar un billete de avión y lo único que he conseguido es un número de teléfono que cuando llamas lo debe coger algún tipo descalzo con camisa de lino que vive en la isla desde no sabe cuándo.
El 20 de Noviembre es el gran día, pero hasta que no reciba mi billete y ponga un pie en esa avioneta no me lo quiero creer mucho... Pero bueno, mientras tanto le voy sacando brillo a las aletas.
Un beso,
Marta

 


